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Por Olga Cossettini*
A la lectura se asocia el canto (...). La lectura interpretada así crea en el niño el sentido artístico.
Casi siempre, después de cuatro o cinco lecturas, hacen un programa y organizan una fiesta a la que invitan a otros grados.
Son actos simpáticos; contienen la belleza que emana de las cosas sencillas y hondas, que se han arraigado bien en el alma y no son sino una consecuencia inmediata de las clases de lectura.
Recuerdo que cierto día, al empezar uno de esos actos, llegó a la escuela un padre en son de protesta y dirigiéndose a la maestra dijo:
-¡Esos chicos pierden el tiempo!
Pero la maestra le replicó con energía:
-No, señor, lo que ocurre es que usted quiere que su hija sea educada en la escuela del rigor, a la que usted asistía mas por obligación que por cariño; venga usted y presencie la fiesta, puede ser que cambie de opinión.
Y ahí estaba instalado en una silla del Teatro Infantil, un poco incómodo por la algazara de los chicos y la expresión sonriente de algunas madres.
El segundo número del programa era un diálogo que debía ser interpretado por una niña y la hija del padre ofendido, una pequeña llena de alegría y de gracia. Era una escena de amor maternal y la niña, posesionada de su papel de madre, arrullaba a su muñeca cantándole un "duérmete, mi niño" dulcísimo.
Observé la actitud del padre, hasta entonces rígida y fría. Poco a poco fue modificando su expresión, lo miré recogerse en la silla, inclinar un poco la cabeza, pasar repetidas veces la mano por su mentón áspero, hasta que al final aplaudió con los chicos confundiendo su alegría nueva con la alegría de los pequeños.
Cuando salió del salón quiso volver a su actitud primera, pero no tuvo tiempo. Ahí estaba frente a él su hijita, satisfecha, sonriente, esperando del papá la palabra buena, que no tardó en llegar.
• Olga Cossettini (1898-1987). Maestra santafesina vinculada a las posiciones más democráticas de la escuela nueva. "Escuela serena. Apuntes de una maestra" relata su experiencia como directora de la Escuela Experimental Gabriel Carrasco, de Rosario, en las décadas de 1930 y 1940. El citado, es un fragmento de "Escuela serena. Apuntes de una maestra", en Olga y Leticia Cossettini, Obras completas , Santa Fe, AMSAFE, 2001, citado en el libro Relatos de escuela, de Pablo Pineau (compilador), Buenos Aires, Paidós, 2005. Extraído de www.educ.ar
La Escuela de la Señorita Olga
"¿Por qué se acaba todo? (...)
¿Resulta siempre peligroso abrir los ojos a alguien para que se encuentre con la verdad?"
Sobre esta experiencia, se realizó un documental con la dirección del cineasta
Mario Piazza en 1991, a disposición en la Videoteca de nuestra Institución.
El documental presenta el testimonio de varios de sus alumnos -hoy adultos-, y el de su hermana y colaboradora, la maestra Leticia Cossettini.
Olga Cossettini (1898-1987) fue una maestra santafesina vinculada a las posiciones más democráticas de la "escuela nueva". Transformó la escuela Gabriel Carrasco de Rosario en un lugar de libertad y formación artística único en su tiempo. Miles de alumnos pasaron por sus aulas, y lo especial es que ninguno se olvida - 55 años después - de la señorita Olga.
Era una escuela pública de un barrio obrero. Sin maestros especializados y con escasos recursos consiguieron, en forma paulatina, ir cambiando el rígido sistema educativo de la época. En la escuela Carrasco no había "hora" de Dibujo, Artes Plásticas o Expresión Corporal: la educación estética era parte nodal de la formación de los niños. Las asignaturas perdían sus contornos y tanto la Biología como la Geografía podían invitar a recurrir al pincel o a la poesía.
En la base de esta manera de concebir el currículum estaba la convicción de que la escuela debía ensanchar la capacidad del niño de imaginar, de crear, de expresarse y de elegir en qué lenguaje hacerlo.
El Coro de Niños Pájaros, el Teatro de Niños y el de Títeres, la danza, los conciertos fonoeléctricos, el modelado, el laboratorio de ciencias, las excursiones por el barrio, una revista escolar, la cooperativa de alumnos, las misiones culturales, la biblioteca escolar y pública, el consultorio odontológico, el control oftalmológico, el club de madres y la asociación de padres se integraron con armonía al quehacer cotidiano.
Quizás, sea ésta, la Maestra que más nos inspira...
Todos los educadores anhelamos una Escuela así... ojala, algún día, la logremos...